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MAESTROS AFROCUBANOS EN HARVARD

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Los maestros cubanos en Harvard, en la era del racismo científico
del

Autor:  Alejandro de la Fuente

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Un programa como este también proyectaba la convicción de que las poblaciones racializadas eran capaces de alcanzar niveles altos de cultura y civilización

Mientras el viaje se estaba organizando en Cuba, los estudiantes de Harvard tuvieron que firmar un permiso para que los hombres de la expedición se alojaran en sus dormitorios. Hay que tener en cuenta que no se contaba con información específica sobre qué maestro cubano se hospedaría en determinada residencia, por lo que dichos permisos fueron “aprobaciones a ciegas”, en un momento en el que la matrícula de estudiantes negros en Harvard era mínima. Los permisos que se conservan actualmente en los archivos de la Universidad indican que algunos alumnos ofrecieron todo lo que había en sus apartamentos, pero otros especificaron, por ejemplo, que los cubanos podían utilizar sus camas, pero no los colchones, las sábanas o las almohadas.

 

No obstante, el otorgamiento de esos permisos rompió importantes barreras raciales en Harvard. Aunque los cubanos eran vistos como estandartes de la herencia cultural hispana, también se sabía que la esclavitud y la presencia de pueblos originarios en la Isla, durante la etapa colonizadora, habían provocado una mezcla étnica que en ese momento algunos académicos parecían, o pretendían obviar, al aceptar a todos los maestros en la Escuela de Verano.

 

Y es que muchos cubanos que en la Isla se consideraban de piel blanca, eran personas de color para los estándares americanos por el sencillo hecho de tener “sangre mezclada”. Y todo estaba sucediendo en Harvard, en cuyo claustro había estado décadas antes Louis Agassiz, uno de los padres del racismo científico. Según Agassiz, los individuos de raza negra eran inferiores por naturaleza. Sin embargo, la propia hija de Agassiz, Pauline Agassiz Shaw, y su viuda, Elizabeth Cabot Cary, fueron unas de las principales donantes para que la visita de los maestros fuera posible. Pauline no solo se limitó a donar dinero, sino que ofreció tertulias y recepciones en su casa para decenas de maestros.

El desafío logístico fue superado gracias a las gestiones del superintendente de Escuelas de Cuba, Alexis Frye, del presidente de Harvard, Charles Eliot, y del administrador de la Escuela de Verano, Clarence Churchill Mann.

Eliot agradeció públicamente el hecho de que los estudiantes americanos hubiesen donado sus camas. Lo hizo a través de una carta publicada en el periódico Harvard Crimson, y luego reproducida en el Cambridge Tribune, el 23 de junio de 1900, pero días antes había tenido que lidiar con las preocupaciones de algunos habitantes de Cambridge que deseaban saber si los cubanos eran negros. En una reunión efectuada en el Club Congregacional de Cambridge, Eliot, citando a Frye, aseguró que los cubanos eran de sangre española, que “el sentimiento acerca del negro” era tan fuerte en Cuba como en Massachusetts y que en la delegación solo podía encontrarse “una pequeña cantidad de sangre negra” en ocho hombres y dos mujeres.

 

Las fotografías de grupo decían todo lo contrario.

 

Lo cierto es que todas esas preocupaciones e inseguridades se fueron limando con el paso de los días, y se convirtió en una moda hacer tertulias en casas de adineradas familias de Cambridge para invitar a los cubanos, sin diferencia de razas. En la correspondencia de Mann no aparecen cartas que discriminen a ningún maestro a la hora de invitarlo a cualquier recepción.

En la segunda semana de agosto de 1900, les ofrecieron tarjetas a 973 cubanos –verdes para los hombres y rosadas para las mujeres– que contenían un formulario donde debían escribir su número, su fecha de nacimiento, su nacionalidad y la de sus padres, y por último, la fecha de una “medición” que tenía lugar en el Gimnasio Hemenway. Las edades escogidas para el estudio oscilaban entre los 16 y los 60 años.

CHARLES W. ELIOT

My observations among the Cubans have led me to believe that they are not so far behind the Americans in point of mental ability and acumen as they are in lack of physical vigor, and some moral aim or purpose to strive for. 

 

This condition is partly due to the effects of a tropical climate, and the corrupting in- fluence of an effete civilization like that maintained in the Island of Cuba so many years by the Spanish Government.

Dudley Allen Sargent

The Popular Science Monthly, March 1901

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El autor de dicho experimento era el doctor estadounidense Dudley Allen Sargent, quien en 1901 publicó los resultados en la revista Popular Science Monthly. Según Sargent, el 2% de los varones descendía de padres con sangre mezclada con remanentes de sangre negra. En las mujeres, afirmaba, no había trazas de dicha sangre.

 

La Escuela de Verano de Harvard para maestros cubanos no solo influyó notablemente en la desegregación de la Universidad a principios del siglo XX, sino que propició cierto nivel de tolerancia entre una comunidad esencialmente blanca, que provenía de los padres fundadores de Estados Unidos y habitaba los predios de Boston y Cambridge, en los meses de julio y agosto de 1900.

DUDLEY ALLEN SARGENT

Entre los maestros de raza negra y mestiza que hemos podido identificar, se encuentran Eloisa Piñeiro, Asunción Guzmán, Rosa María Rendón, Teodoro Prior Lamothe y Regino Boti, por solo poner algunos ejemplos. Todos tuvieron una gran carrera dentro y fuera del magisterio.

ASUNCIÓN GUZMÁN

TEODORO PRIOR

ROSA MARÍA RENDÓN

A los cubanos, Harvard les brindó la posibilidad que en ese tiempo era raramente concedida a personas de origen humilde, y en muchos casos, de raza negra o mestiza. Lo que comenzó siendo un desafío logístico culminó agrupando a miles de personas en un destino común que tuvo un impacto muy positivo en el desarrollo de la Escuela Pública Cubana a inicios del siglo XX.

Los cubanos de Harvard...1
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