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En vísperas del casamiento entre el superintendente de Escuelas Alexis Frye y la maestra de Cárdenas María Teresa Arruebarrena, el oficial norteamericano imprimió una copia del Himno Nacional de Cuba, que fue distribuida a los alumnos de todas las Escuelas Públicas en la Isla. Este gesto fue apreciado por muchos cubanos que deseaban la independencia, sobre todo porque la iniciativa había sido de Frye, un oficial del gobierno de Estados Unidos. En una nota que se adjuntaba a la copia del himno, él mismo expresaba: “Como amante de la libertad humana, como amigo de Cuba y como maestro de su juventud, es mi más ardiente deseo que el bello canto nacional de Cuba sea el reflejo de su desarrollo de colonia a nación, y que en lo futuro, podamos enseñar a nuestros hijos, que no hay que temer la tiranía de ningún poder extranjero, que intente amenazar nuestra independencia. Desde ahora en adelante, y para siempre, el himno nacional debe ser una fuente de sentimientos patrióticos, que brota, no del odio de antaño a una nación, sino del amor al gran principio de la libertad humana”.